Aplicar color al diseño de marca

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Aplicar color al diseño de marca ¿cómo lograrlo sin enloquecer?

Aplicar color al diseño de marca, muchas veces, cuando estamos diseñando una marca, nos atascamos a la hora de elegir los colores corporativos y este proceso puede alargarse más de lo que el presupuesto realmente nos permite.

Y es que, son muchos los factores a tener en cuenta a la hora de aplicar color a un branding: psicología del color, colores corporativos del sector o de la competencia, gustos personales del CEO de la empresa (si, esto suele influir bastante), equilibrio entre la marca que estamos creando y el color, etc.

Por eso, en Trilatera, hemos querido escribir este blog, desde nuestra experiencia personal y con ánimo de ofrecer una especie de guía práctica para no desquiciarnos en el intento de dar con el color (o gama de colores) perfecto.

Diseñar primero en blanco y negro

Antes de empezar a duplicar el logotipo por toda la mesa de trabajo y hacer pruebas sin límite, lo ideal es diseñar primero en blanco y negro. Esto nos permite concentrar toda nuestra atención en la composición, el equilibrio y peso de la marca. En la mayoría de los casos, si el logo funciona en blanco y negro, funcionará en color.

Elección del color clave o color principal

Hacer una buena elección cromática es muy importante ya que el color clave es el color predominante de las marcas: es el que las marcas utilizan como identificador y modo de diferenciarse. Por eso, para que este ingrediente estrella funcione, es necesario tener en cuenta los siguientes aspectos:

  • Características de la empresa: el color debe responder a unas características únicas de la empresa en concreto.
    Aplicaciones de marca: tendremos que tener en cuenta todos los soportes y medios en los que se vaya a aplicar la marca y realizar pruebas en los distintos espacios de color (directo o spot color, CMYK y RGB).
    Análisis del sector: es importante realizar un análisis de la competencia para saber qué colores predominan y decidir nuestra estrategia. ¿Buscamos diferenciar a la marca del resto de competidores? (como en el caso de la banca o la telefonía) o, ¿Nuestra intención es crear una marca más neutra? (como en moda o automoción).

Colores complementarios

Los colores complementarios o secundarios son los que utilizamos para dar un giro atractivo a las identidades: se suelen emplear para definir los productos y/o servicios. Estas son algunas de las estrategias que puedes seguir para aplicar los colores secundarios a un branding:

  • Monocromía: Usar un solo color y jugar con sus matices.
    Colores complementarios: Elegir colores de los lados opuestos del círculo cromático.
    Colores análogos: Combinar colores que están juntos en el círculo.
    Tríada: Elegir tres colores equidistantes en el círculo.
    Fotografía como base: También puedes utilizar una fotografía que contenga los tonos que quieres para tu branding y extraer de ahí los colores.

Como consejo, recomendamos siempre aplicar con precaución el color en la tipografía (titulares, textos para publicaciones, etc.) y procurar que estos tonos secundarios permitan que el texto en blanco y negro sea legible sobre ellos. Un color fuerte y bien pensado para la tipografía tiene más impacto que cualquier otro elemento.

Elaboración de paletas de color corporativas

Es importante que, al establecer los colores complementarios, elaboremos una paleta color corporativa. Estas sirven para crear toda una gama de elementos que produzcan la sensación de haber salido del mismo conjunto. Además, son muy útiles para que los creadores de contenido de la empresa elijan cualquier color al azar perdiendo así la cohesión de marca.

  • En resumen, y para evitar volvernos locos a la hora de aplicar color a nuestros proyectos de branding, recomendamos reflexionar sobre la intención y en el mensaje a comunicar y tener en cuenta los siguientes aspectos:
    Diseñar en blanco y negro.
    Pensar antes de experimentar con el color.
    Conocer bien los distintos espacios de color donde se vaya a aplicar la marca.
    Utilizar un color principal y otro complementario.
    Aplicar colores oscuros a la tipografía para garantizar su legibilidad.